jueves, diciembre 28, 2006


El dios de las pequeñas cosas

Jorge Ayala Salinas

Alimentándose de la tradición oral o la literatura no escrita de su pueblo; siguiendo a Joyce y Nabokov en el camino de su formación literaria. Ha actuado en sus propios guiones de cine. Cambió la arquitectura por la literatura. Un diseño por el otro. Ha recibido el Premio por la Paz de Sydney. El Booker inglés en 1997. La denominación de realismo mágico para su obra y la comparación con García Márquez y Salman Rushdie que ella misma se ha encargado de negar y descalificar. Estoy de acuerdo. Se asume que la condición que retrata Roy es exótica, etnográfica, con un referente que excede sus propias posibilidades. El texto de contraportada del libro, editado por Anagrama, muestra serias dificultades de comprensión respecto al carácter de la obra; un relato que combina lo tradicional, lo familiar y lo cotidiano.


La obra soporta únicamente un estilo que sabe resolver con una ironía fantástica y demoledora su propia tragedia. La voz del relato asume la tragedia desde su propia ironía; una ironía siniestra y humor de dimensiones inagotables. El elemento fantástico y mágico aparece recorrido en las descripciones que acompañan a Rahel y Estha (el modo en que observan e interactúan con su mundo), los gemelos que en su niñez cargan con todas las consecuencias- como herederos de una tercera generación- del dolor que imprime su inocencia.


Sophie Mol había convencido a los gemelos de que era esencial que ella fuese también. Que la ausencia de los niños, de todos los niños, aumentaría los remordimientos de los mayores. Lo lamentarían de verdad, como las personas mayores de Hamelin cuando el flautista se llevó a sus niños. Buscarían por todos lados y, cuando de verdad, como las personas mayores de Hamelin cuando el flautiste estuvieran seguros de que habían muerto los tres, entonces volverían a casa triunfantes, valorados, queridos y echados de menos más que nunca.

El dios de las pequeñas cosas reúne dos estrategias y técnicas en su nacimiento probablemente incompatibles: la lírica y la narración. Dos tiempos. Uno asume la sensación de encontrarse frente al ritmo de una partitura musical en cada capítulo. Cada oración o palabra representa un orden exacto inalterable y que modificado representaría inferiores posibilidades. Arundhati Roy asume el lenguaje desde su propia inventiva y estilo. Ha sabido resolver las exigencias de su historia. La magnitud de sus personajes.La presencia eterna de una vida.


Pero ¿qué puede decirse?

Solo que hubo lágrimas. Sólo que el Silencio y el Vacío encajaron como una cuchara sobre otra. Sólo que hubo un olisqueo en los huecos de la base de una garganta adorable. Sólo que un hombro de color miel acabó con una marca semicircular de dientes. Sólo que siguieron abrazados el uno al otro mucho tiempo después de que aquello acabara. Sólo que lo que compartieron aquella noche no fue felicidad, sino un terrible dolor.Sólo que, una vez más, transgredieron las Leyes del Amor. Que establecen a quién debe quererse. Y cómo. Y cuánto.


Ammu, Chacko, Margaret Kochama, Bebe Kochama, Mamachi, Velutha. La pequeña Sophie Mol. La luz que tocan se convierte en oscuridad. En el instante en el que cambian todas las cosas. En la fragilidad de los actos. Las cosas pueden cambiar en un solo día castigados con una sentencia cruel: no la muerte sino el fin de la vida. Tendencia de vida. Forma de muerte. La pequeña Sophie Mol pregunta: Chacko, ¿adónde van a morir los pájaros viejos? ¿Por qué los muertos no caen como piedras del cielo?


Ammu (inolvidable), bella y perturbada. Un cuerpo que no existe más allá de donde Él toca. Velutha, el dios de las pequeñas cosas. El dios de la pérdida. Velutha es el dios que sabe que a cualquiera le puede pasar cualquier cosa. El dios de las pequeñas cosas. El dios que no puede hacer dos cosas a la vez: si la tocaba, no podía hablarle; si la amaba, no podía dejarla; si hablaba, no podía escuchar; si luchaba, no podía ganar. Ammu y Velutha están aferrados a la pequeñez. Cada vez que se despiden sólo se arrancan una pequeña promesa.


_ ¿Mañana?_ Mañana.


Las cosas pueden cambiar en un solo día.

miércoles, diciembre 27, 2006

Una gran familia feliz

Jorge Ayala Salinas

“El nuevo lema es ser digitales”
Giovanni Sartori

Rodo -que es arquitecto y dirige un estudio- me habla del último encargo que ha recibido; inusual en su experiencia diseñando museos, galerías de arte y viviendas en la ciudad, el campo y la playa.
El proyecto encargado es un nido-guardería que pretende involucrar directamente a los padres en la educación de sus pequeños hijos y su relación con las maestras, misses o tías encargadas de su cuidado y cultivo personal (la seguridad es lo primero) adoptando el modelo Big Brother popularizado en programas para la televisión. Explico: los padres podrán monitorear a través de Internet y las cámaras ubicadas estratégicamente en cada aula y en tiempo real, la relación entre la maestra y sus hijos. Bastará conectarse y a la velocidad de un click desde la oficina o el hogar cómodamente instalados podrán observar como aprenden sus niños, como se relacionan con sus compañeritos y, además, tomar nota de la eficiencia en el encargo y su adaptación al modelo educativo y la relación con la maestra.
La escuela y guardería convertida en una suerte de Panóptico. El fármaco reclamado por la paranoia cultural y los hogares dual career.


_Mira, ese es tu hijo
_ Sí, y le va a pegar al tuyo
_ No puede ser, llamaré ahora mismo a la escuela, tienen que impedirlo


Del video-niño al video-papá. Interacciones con la cámara, homo videns, sociedad teledirigida, el triunfo de Sartori.
Los padres podrán sentirse “seguros” y estará garantizada la educación y el cuidado de los niños. El costo de la no inseguridad (ahora que vivo en Lima no dejaba de conmoverme observar como los candidatos municipales hablaban del tema) de los padres será la inseguridad de las maestras en el proceso de su labor; un proceso de corrección y afectos. ¿Privará el fenómeno interactivo el libre albedrío de las maestras?


Abro aquí un paréntesis. Quienes hemos sido observados durante la asesoría de nuestra formación como psicoterapeutas, conocemos el impacto que ocasiona frecuentemente la cámara y las personas detrás de nosotros observando y cuestionando. Y eso que no son precisamente los padres de nuestros clientes, sino alumnos como nosotros, compañeros de práctica. Pero en fin, creo que en nuestra labor es un lindo proceso. Necesario para aprender. Cierro paréntesis.


Virilio señala que la velocidad es el poder mismo. Y la velocidad absoluta configura a su vez un poder y un control absoluto, un poder casi divino. Los tres atributos de lo divino son: ubicuidad, instantaneidad e inmediatez.
¿Que posibilidad de contacto puede ofrecer una relación docente / padre de familia cuando todo ha dejado de ser expectativa? ¿Cuando todo ha sido ya visto y virtualmente regulado? ¿Cuales serán los límites si tenemos en cuenta la profundización ilimitada de la red?
El mundo se hace pequeño y surge la contaminación de las dimensiones reales: pérdida del cuerpo propio y el mundo real en beneficio del mundo virtual y su regulación virtual. Nos sentimos más cerca de aquello que está lejos y percibimos más lejano aquello que tenemos cerca.

_ Mami, te cuento que hice hoy
_ No hace falta, lo vi todo

Estamos en el siglo XXI; parafraseando a Virilio, el siglo en que las pérdidas superarán las ganancias. No hay adquisición tecnológica sin pérdida en el nivel del ser vivo. Un fenómeno constitutivo y disociativo. Para Einstein, la interactividad es a la bomba informática, lo que la radioactividad es a la bomba atómica. ¿Impedirá o restituirá la información mediática el diálogo y las reuniones?

Los padres irán configurando “un estar ahí” que se convierte al mismo tiempo en un “fuera de allí”. El tiempo real reduce los trayectos en la mediación del proceso educativo.

En la educación y los afectos hay una esfera que todavía hay que ENSEÑAR.
Violencia de género en el Perú

María Andrea Ganoza Bogdanovich


Entre los años de 1999 - 2003 en nuestro país cada 6 de 10 mujeres eran victimas de violencia en sus relaciones de parejas. Actualmente los datos continúan aumentando.


Se cree que las desigualdades económicas, políticas, sociales y culturales existentes en nuestro país, generan un gran desequilibrio de poder que junto a una innegable base machista permiten una presencia asumida y de cierta manera aceptada de violencia de género. Miguel Angel Ramos(2006) en su libro Masculinidad Y Violencia Conyugal plantea lo siguiente: “La violencia es parte del sistema de dominación, y al mismo tiempo es señal importante de su debilidad. Una jerarquía fuertemente legitimizada no tendría que hacer uso de la fuerza para imponerse”.El machismo es una forma de relacionarse bajo un conjunto de reglas, roles y valores patriarcales que proponen la supuesta inferioridad de la mujer frente a lo masculino, es por esto y bajo este contexto que ya no es necesario ser hombre para ser machista.


Sabemos que el género a diferencia del sexo no está determinado biológicamente; es más bien una construcción social y dentro de esta sociedad estamos constantemente educando en roles, cualidades y valores que fomentan el machismo y la violencia. Esta educación se inculca diariamente a hombres y mujeres con frases tan propias y comunes en el argot popular como: “Más te pego más te quiero”. Hemos creado roles femeninos y masculinos tradicionales que no sólo ocultan la violencia sino que la mantienen bajo un consenso social.


Dentro de los roles que la sociedad aplica al varón está el no mostrar signos de debilidad: sentimientos como la tristeza y el miedo o la ternura son vistos como anti-masculinos y por ende inútiles para la función varonil de dominio, por tanto estos sentimientos son negados para luego ser remplazados y expresados como cólera o rabia. Estas expresiones no sólo son aceptables sino provechosas en el sentido que engrandecen al varón frente a los demás, reafirmando su posición. Es así que la vergüenza y la inseguridad que se esconde tras la violencia es reemplazada por su opuesto, el orgullo.


De igual forma existen muchos hombres que no golpean a sus esposas basándose en la idea de que golpear a una mujer es anti-masculino pues las mujeres son débiles; los códigos de buenos modales han influido mucho en esta y otras creencias generando así micro machismos disfrazados de amor y respeto. Entonces, si un hombre controla a su mujer para “protegerla” esta cumpliendo su rol de buen marido, en vez de decir que la está celando espantosamente debido a su inseguridad.


Estadísticas del MINSA publicadas en El Comercio el día 11/08/06 nos dicen que los celos excesivos o "conducta celotípica" afecta a aproximadamente entre el 40% y 50% de las parejas en el Perú, es decir casi la mitad de las relaciones de parejas están siendo afectadas por celos enfermizos y destructivos. Los índices son alarmantes. Se estima que por cada 7 varones celosos en exceso, existen 3 mujeres con "conducta celotípica” y los especialistas señalan que estos datos van de la mano con nuestra cultura machista.


Existen muchos mitos sobre la violencia que debemos eliminar. Por ejemplo que la familia con dos progenitores es lo ideal y que deben permanecer unidos a todo coste, sin evaluar la calidad o riesgos de la unión familiar. De igual manera se nos inculca que el hogar es un espacio privado y que “No se deben ventilar los trapitos sucios al aire” ni meternos en los asuntos de una familia por más problemas que exista en ella. De esta manera se permite la presencia constante e invisible de la violencia familiar.


La violencia de género es un hecho, sin embargo muchas personas comentan: “No existe agresor si no existe víctima, la mujer si quisiera podría dejar a sus parejas, pareciera que les gusta el golpe”. Considero que realmente no existe víctima sin victimario, lo que muchas veces no se comprende de la violencia de género es que esta es un proceso y como tal tiene distintas etapas; mayormente comienza con sutiles frases que van disminuyendo a la persona, junto a un aislamiento progresivo de la víctima de su medio de apoyo social. Así su soledad incrementa la dependencia hacia su pareja.


Después de un primer suceso violento el agresor se comporta “amorosamente”, alternando la violencia con ciclos de arrepentimiento, lo cual confunde a la víctima creando ambivalencia en el ambiente. Quiere creer en las promesas de su pareja; sin embargo conforme pasa el tiempo estas promesas se convierten en amenazas y los intentos de la víctima por evitar la violencia se vuelven fracasos. Esta situación desemboca en un sentimiento de “desesperanza aprendida”, creyendo que nada de lo que pueda hacer cambiará su situación. Para este punto la mujer esta tan desvalorizada que ha internalizado la opresión considerándose ella misma inferior e incapaz de hacer algo. Analizando desde este contexto y teniendo en cuenta el consenso social existente, tal vez podamos entender mejor por que las víctimas no llegan a separase de su pareja y podamos comenzar a cambiar nuestras actitudes frente al machismo y el desequilibrio de poder en el que actualmente nos encontramos.
La voz de los clientes: consejos prácticos de los expertos para crear conversaciones dialógicas y relaciones colaborativas

Jorge Ayala Salinas

1.Hay que prestar suficiente atención a la narración del cliente sin intentar mostrar que somos nosotros los que sabemos más que el.


2.El saber, y con esto, las hipótesis y etiquetas, reducen nuestra comprensión del problema y la posibilidad de formular junto al cliente, un modo abarcativo y local de solución frente al problema.

3.Hay que buscar siempre ser informados para aprender más del problema.


4.Para formular una interpretación correcta del problema, será necesario analizarlo desde el diálogo con el cliente y su análisis contextual. La interpretación es siempre el resultado del diálogo entre el terapeuta y el cliente y, no solo resultado de la interpretación e hipótesis del terapeuta a partir de un conocimiento previo.


5.El diálogo permite siempre la posibilidad de mayor apertura por parte del cliente, y con esto una lectura más rica del relato por parte del terapeuta.


6.No hay que formular evaluaciones previas ni preguntas cuyo propósito es únicamente confirmar una teoría sobre el problema.


7.No se trata de verificar las realidades del terapeuta, aquí se trata de verificar las realidades del cliente.


8.Abordar a un cliente desde una posición “profesional” y de realidad experta, reduce las posibilidades de éxito del cliente ya que destruye la posibilidad de un co-desarrollo terapéutico y de metas personales.


9.El terapeuta no debe saber a priori lo que ocurre con el cliente. El resultado del significado de lo que le ocurre al cliente lo dirá únicamente el paciente. Lo que para el terapeuta no tiene sentido, puede ser lo contrario para el paciente.


10.La confianza del paciente será lo más importante en el proceso terapéutico; el paciente deberá sentirse confiado en que lo que cuenta es correctamente recibido y esto logra con el recurso del narrar y re-narrar para abrir espacios donde emergen nuevos significados y narrativas.


11.Las preguntas conversacionales crearán un contexto distinto de honestidad sentida por el cliente, de una confianza que sostendrá una mayor libertad con el cliente, permitiéndonos entrar en el desarrollo de su subjetividad.


12.Para esto necesitaremos confiar y creer; hacer preguntas conversacionales; escuchar y responder; mantener la sincronía y honrar la historia del cliente.


13.La historia del cliente viene muchas veces cargada de antecedentes de fracaso terapéutico por circunstancias que no debemos de repetir y que están relacionadas con la interacción y confianza con el terapeuta. Hay que confiar y sobretodo creer, sin juzgar ni culpar.


14.El mismo proceso de escuchar-oir, puede convertirse en el diálogo y la relación, en una respuesta activa. Esto forma en el cliente una actitud de libertad y confianza para narrar lo que verdaderamente les preocupa.


15.Escuchar es atender, interactuar, responder y tratar de aprender la historia del cliente. Oir es alcanzar una comprensión y esfuerzo por alcanzar un significado compartido y mutuo.


16.Debemos evitar aventurarnos a hacer preguntas antes de haber escuchado y oído lo suficiente. Lo mismo antes de hacer comentarios, suposiciones y dar sugerencias consejos que interrumpan el curso del cliente. Si el cliente no se siente oído, el sentimiento de frustración emergente anulará cualquier posibilidad de ayuda.


17.Para mantener la coherencia en el diálogo es necesario trabajar con su propio lenguaje, su vocabulario y sus metáforas para mantener coherencia en la conversación.


18.Cada relato del cliente debe ser devuelto por nosotros con gestos o comentarios que honren; esto es, tomar en serio la vida e historia del cliente.


19.Aprovechando el narrar y el re-narrar, podremos aprender más de la experiencia del cliente. Este proceso continuo de preguntas y respuestas ampliarán las posibilidades de comprensión, significado y cambio.