El dios de las pequeñas cosas
Jorge Ayala Salinas
Alimentándose de la tradición oral o la literatura no escrita de su pueblo; siguiendo a Joyce y Nabokov en el camino de su formación literaria. Ha actuado en sus propios guiones de cine. Cambió la arquitectura por la literatura. Un diseño por el otro. Ha recibido el Premio por la Paz de Sydney. El Booker inglés en 1997. La denominación de realismo mágico para su obra y la comparación con García Márquez y Salman Rushdie que ella misma se ha encargado de negar y descalificar. Estoy de acuerdo. Se asume que la condición que retrata Roy es exótica, etnográfica, con un referente que excede sus propias posibilidades. El texto de contraportada del libro, editado por Anagrama, muestra serias dificultades de comprensión respecto al carácter de la obra; un relato que combina lo tradicional, lo familiar y lo cotidiano.
La obra soporta únicamente un estilo que sabe resolver con una ironía fantástica y demoledora su propia tragedia. La voz del relato asume la tragedia desde su propia ironía; una ironía siniestra y humor de dimensiones inagotables. El elemento fantástico y mágico aparece recorrido en las descripciones que acompañan a Rahel y Estha (el modo en que observan e interactúan con su mundo), los gemelos que en su niñez cargan con todas las consecuencias- como herederos de una tercera generación- del dolor que imprime su inocencia.
Sophie Mol había convencido a los gemelos de que era esencial que ella fuese también. Que la ausencia de los niños, de todos los niños, aumentaría los remordimientos de los mayores. Lo lamentarían de verdad, como las personas mayores de Hamelin cuando el flautista se llevó a sus niños. Buscarían por todos lados y, cuando de verdad, como las personas mayores de Hamelin cuando el flautiste estuvieran seguros de que habían muerto los tres, entonces volverían a casa triunfantes, valorados, queridos y echados de menos más que nunca.
El dios de las pequeñas cosas reúne dos estrategias y técnicas en su nacimiento probablemente incompatibles: la lírica y la narración. Dos tiempos. Uno asume la sensación de encontrarse frente al ritmo de una partitura musical en cada capítulo. Cada oración o palabra representa un orden exacto inalterable y que modificado representaría inferiores posibilidades. Arundhati Roy asume el lenguaje desde su propia inventiva y estilo. Ha sabido resolver las exigencias de su historia. La magnitud de sus personajes.La presencia eterna de una vida.
Pero ¿qué puede decirse?
Solo que hubo lágrimas. Sólo que el Silencio y el Vacío encajaron como una cuchara sobre otra. Sólo que hubo un olisqueo en los huecos de la base de una garganta adorable. Sólo que un hombro de color miel acabó con una marca semicircular de dientes. Sólo que siguieron abrazados el uno al otro mucho tiempo después de que aquello acabara. Sólo que lo que compartieron aquella noche no fue felicidad, sino un terrible dolor.Sólo que, una vez más, transgredieron las Leyes del Amor. Que establecen a quién debe quererse. Y cómo. Y cuánto.
_ ¿Mañana?_ Mañana.
Las cosas pueden cambiar en un solo día.