Introducción a la logoterapia
Yacila Deza Araujo
Yacila Deza Araujo
La logoterapia nació como una forma de humanizar a la psicoterapia. Su creador, el neuropsiquiatra austriaco Victor Frankl, pasó tres años de su vida en los campos de concentración viviendo la desesperación y enfrentándose continuamente a la muerte y destrucción. Dicha experiencia le sirvió para adquirir el sentido de su vida, a pesar de haber perdido a su esposa, familiares y amigos.
Gran parte de la obra de Victor Frankl predijo la actual crisis que se vive en una sociedad que satisface y gratifica cualquier necesidad excepto la necesidad de sentido en la vida. Actualmente es común encontrar a personas que enfrentan la violencia, asumen riesgos o caen en drogas y optan por el suicidio, todo por no encontrar sentido a sus vidas. Incluso, existen personas sin carencias materiales que se ven envueltas en suicidios lentos o rápidos porque no han encontrado algo o alguien que les otorgue sentido a su existencia.
La logoterapia se opone a las corrientes reduccionistas y deterministas; el ser humano es más que un ente reducido a la acción de impulsos inconscientes o reflejos condicionados e incondicionados. El ser humano no está determinado por la lucha entre ello – yo – superyo, ni por la influencia del ambiente en su conducta. El ser humano es un ser complejo que busca sentido a su vida y dicho sentido lo encuentra en su capacidad de autotrascendencia; de la misma forma que un ojo sano es incapaz de mirarse a sí mismo (a no ser que se mire en un espejo), el ser humano encuentra el sentido de SU VIDA en algo o alguien externo a él: es autotrascendente.
La logoterapia se sitúa entre las corrientes religiosas y existenciales. La religión considera a “la Eternidad” como el fin, cayendo en el quietismo, donde todo “ES” y nada puede cambiarse, lo que conduce a una visión fatalista donde todo ya está hecho. El existencialismo, al situarnos en el presente, asume que todo es inestable y cambiante, llevándonos al pesimismo de lo inesperado. La logoterapia, además de conciliar al futuro con el presente, valora el pasado como la auténtica realidad personal, donde todo está conservado ahí y para siempre. Es el tesoro que la persona valora por lo que vivió, sea bueno o malo, y que permanecerá.
Algunas técnicas que utilizó Victor Frankl en su terapia, fueron la intención paradójica y la desrreflexión, ambas ahora sistematizadas en las corrientes sistémicas y estratégicas. Sin embargo Frankl las utilizó para evitar la “neurosis noógena” (existencial), en donde la persona es incapaz de mirar fuera de sí o por el contrario, convierte a algo o alguien en total objeto de atención e intención, causando su alejamiento. De esta manera, quien más intente controlar su ansiedad, cae más rápido en ataques de pánico y quien más intente probar su potencia sexual, más impotente será.
La logoterapia nos invita a asumir la responsabilidad de nuestra vida; una responsabilidad sana y respetuosa que toma en cuenta la compleja dimensión del ser humano. De este modo, la psicoterapia, sea de la orientación que sea, buscará también ayudar a la persona a encontrar el sentido de su vida por ser una necesidad en el mundo actual, inherente a la humanidad.
Gran parte de la obra de Victor Frankl predijo la actual crisis que se vive en una sociedad que satisface y gratifica cualquier necesidad excepto la necesidad de sentido en la vida. Actualmente es común encontrar a personas que enfrentan la violencia, asumen riesgos o caen en drogas y optan por el suicidio, todo por no encontrar sentido a sus vidas. Incluso, existen personas sin carencias materiales que se ven envueltas en suicidios lentos o rápidos porque no han encontrado algo o alguien que les otorgue sentido a su existencia.
La logoterapia se opone a las corrientes reduccionistas y deterministas; el ser humano es más que un ente reducido a la acción de impulsos inconscientes o reflejos condicionados e incondicionados. El ser humano no está determinado por la lucha entre ello – yo – superyo, ni por la influencia del ambiente en su conducta. El ser humano es un ser complejo que busca sentido a su vida y dicho sentido lo encuentra en su capacidad de autotrascendencia; de la misma forma que un ojo sano es incapaz de mirarse a sí mismo (a no ser que se mire en un espejo), el ser humano encuentra el sentido de SU VIDA en algo o alguien externo a él: es autotrascendente.
La logoterapia se sitúa entre las corrientes religiosas y existenciales. La religión considera a “la Eternidad” como el fin, cayendo en el quietismo, donde todo “ES” y nada puede cambiarse, lo que conduce a una visión fatalista donde todo ya está hecho. El existencialismo, al situarnos en el presente, asume que todo es inestable y cambiante, llevándonos al pesimismo de lo inesperado. La logoterapia, además de conciliar al futuro con el presente, valora el pasado como la auténtica realidad personal, donde todo está conservado ahí y para siempre. Es el tesoro que la persona valora por lo que vivió, sea bueno o malo, y que permanecerá.
Algunas técnicas que utilizó Victor Frankl en su terapia, fueron la intención paradójica y la desrreflexión, ambas ahora sistematizadas en las corrientes sistémicas y estratégicas. Sin embargo Frankl las utilizó para evitar la “neurosis noógena” (existencial), en donde la persona es incapaz de mirar fuera de sí o por el contrario, convierte a algo o alguien en total objeto de atención e intención, causando su alejamiento. De esta manera, quien más intente controlar su ansiedad, cae más rápido en ataques de pánico y quien más intente probar su potencia sexual, más impotente será.
La logoterapia nos invita a asumir la responsabilidad de nuestra vida; una responsabilidad sana y respetuosa que toma en cuenta la compleja dimensión del ser humano. De este modo, la psicoterapia, sea de la orientación que sea, buscará también ayudar a la persona a encontrar el sentido de su vida por ser una necesidad en el mundo actual, inherente a la humanidad.