EL ACHORAMIENTO
María Andrea Ganoza Bogdanovich
En el Perú nadie es libre de un grado de achoramiento, este es un fenómeno que poco a poco ha ido calando y deteriorando a su vez la solidaridad colectiva, fomentándose en cambio un individualismo extremo de sálvese quien pueda, en donde “el vivo vive del zonzo y el zonzo de su trabajo”, donde esto es tan común que no nos sorprende.
Anteriores estrategias de ascenso social: Arribismo- Estrategia:
Aproximadamente por los años 70, el mecanismo social por excelencia era el arribismo, que se instauró en el Perú como consecuencia de una estratificación social rígida, en la que el poder se encontraba concentrado en un solo grupo social que ejercía un total control sobre los canales de movilidad social. Debido a esto, para ascender se debía obtener una disposición favorable por simpatía del superior.
Entonces como el poder se encontraba en un solo nivel social, para acceder a este se debía (como decimos en jerga cotidiana) sobonear, chupar medias y adular al superior como único medio para surgir, produciendo así un relación triádica donde hay un adulador, un adulado y un desacreditado (cualquier otro trabajador con vistas de ascenso es desprestigiado con chismes, criticas, ironía, etc.).
Sin embargo por esas fechas nos encontrábamos con el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968- 1975), el cual pretende liquidar la sociedad oligárquica mediante la reforma agraria, la nacionalización de la banca, etc., y con este nuevo contexto, el arribismo-estrategia queda eliminado, pues el poder ya no queda concentrado en un grupo social (ya no hay a quien sobonear).
Es desde este momento que el arribismo- estrategia se empieza a ver reemplazado por las estrategias de ascenso achoradas.
Y, ¿qué es el achoramiento?
La palabra achorado deriva de la palabra “choro” (ladrón), persona que vulnera las normas y derechos de los otros, por tanto implica amoralidad.
El achoramiento se caracteriza por una acción personal con la cual se pretende escalar posiciones en la estructura social mediante una conducta prepotente, violenta y de desprecio por el otro, en donde la única meta es el éxito personal.
Por tanto el achorado es una persona que da una valoración positiva a los objetos socialmente concebidos como bienes dignos, con el fin de poseerlos, siendo sus bienes más preciados el poder, el dinero, y el prestigio; y la corrupción y el fraude sus estrategias para conseguirlos. Sin embargo estas características podrían confundirnos y hacernos pensar que el achorado es un antisocial, al cual no le importan las normas. No obstante, a diferencia del antisocial, los achorados son personas integradas al sistema, que si respetan normas (las que les convienen claro), convirtiéndolas en un saludo a la bandera, no las violan indiscriminadamente, sino mas bien las somete a una evaluación costo-beneficio, aviniéndose a su cumplimiento si coinciden o promueven sus intereses y quebrantándolas al ser un obstáculo.
Por estas razones a diferencia de lo que muchos pueden pensar, el achorado no nace de las clases populares (no importa la apariencia, la educación o el nivel económico), viene como la difusión de un patrón cultural y mentalidad capitalista.
Oswaldo Medina lo define como: “Una estrategia de ascenso social basado en un pragmatismo maquiavélico y en la mercantilización de las relaciones humanas promovidas por un capitalismo cada vez mas concentrador, excluyente, desregulado y deshumanizante”.
Por tanto, basándonos en dicha definición podríamos decir que el achoramiento aparece frente a la incongruencia entre el valor culturalmente establecido y las restricciones socio económicas que limitan el acceso a estos.
Es decir que cuando nuestro nivel de ingresos, prestigio o capacidad de ascenso social no es acorde con nuestras aspiraciones (inducidas por la educación y reforzadas por la publicidad), empezamos a sentirnos frustrados y si esta frustración persiste, la persona adopta medidas violentas, como las achoradas.
Y siendo las normas un saludo a la bandera y considerando a la persona honrada como un tonto, el achorado emplea una posición pragmática, mercantilizando las relaciones humanas, por lo que el lucro no tiene coste social, humano o ambiental.
* Texto apoyado en el libro: “El achoramiento, una interpretación sociológica” de Oscar Medina
Bibliografía complementaria:
- La pobreza, el desarrollo y, la globalización (y una solución final) - Manuel Jesús Granados Aponte.
- Articulo: “La cultura del salvajismo”, suplemento “El dominical”, Trujillo 19/02/06.
- Los estilos de vida en el Perú.- Rolando Arellano Cueva.
María Andrea Ganoza Bogdanovich
En el Perú nadie es libre de un grado de achoramiento, este es un fenómeno que poco a poco ha ido calando y deteriorando a su vez la solidaridad colectiva, fomentándose en cambio un individualismo extremo de sálvese quien pueda, en donde “el vivo vive del zonzo y el zonzo de su trabajo”, donde esto es tan común que no nos sorprende.
Anteriores estrategias de ascenso social: Arribismo- Estrategia:
Aproximadamente por los años 70, el mecanismo social por excelencia era el arribismo, que se instauró en el Perú como consecuencia de una estratificación social rígida, en la que el poder se encontraba concentrado en un solo grupo social que ejercía un total control sobre los canales de movilidad social. Debido a esto, para ascender se debía obtener una disposición favorable por simpatía del superior.
Entonces como el poder se encontraba en un solo nivel social, para acceder a este se debía (como decimos en jerga cotidiana) sobonear, chupar medias y adular al superior como único medio para surgir, produciendo así un relación triádica donde hay un adulador, un adulado y un desacreditado (cualquier otro trabajador con vistas de ascenso es desprestigiado con chismes, criticas, ironía, etc.).
Sin embargo por esas fechas nos encontrábamos con el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968- 1975), el cual pretende liquidar la sociedad oligárquica mediante la reforma agraria, la nacionalización de la banca, etc., y con este nuevo contexto, el arribismo-estrategia queda eliminado, pues el poder ya no queda concentrado en un grupo social (ya no hay a quien sobonear).
Es desde este momento que el arribismo- estrategia se empieza a ver reemplazado por las estrategias de ascenso achoradas.
Y, ¿qué es el achoramiento?
La palabra achorado deriva de la palabra “choro” (ladrón), persona que vulnera las normas y derechos de los otros, por tanto implica amoralidad.
El achoramiento se caracteriza por una acción personal con la cual se pretende escalar posiciones en la estructura social mediante una conducta prepotente, violenta y de desprecio por el otro, en donde la única meta es el éxito personal.
Por tanto el achorado es una persona que da una valoración positiva a los objetos socialmente concebidos como bienes dignos, con el fin de poseerlos, siendo sus bienes más preciados el poder, el dinero, y el prestigio; y la corrupción y el fraude sus estrategias para conseguirlos. Sin embargo estas características podrían confundirnos y hacernos pensar que el achorado es un antisocial, al cual no le importan las normas. No obstante, a diferencia del antisocial, los achorados son personas integradas al sistema, que si respetan normas (las que les convienen claro), convirtiéndolas en un saludo a la bandera, no las violan indiscriminadamente, sino mas bien las somete a una evaluación costo-beneficio, aviniéndose a su cumplimiento si coinciden o promueven sus intereses y quebrantándolas al ser un obstáculo.
Por estas razones a diferencia de lo que muchos pueden pensar, el achorado no nace de las clases populares (no importa la apariencia, la educación o el nivel económico), viene como la difusión de un patrón cultural y mentalidad capitalista.
Oswaldo Medina lo define como: “Una estrategia de ascenso social basado en un pragmatismo maquiavélico y en la mercantilización de las relaciones humanas promovidas por un capitalismo cada vez mas concentrador, excluyente, desregulado y deshumanizante”.
Por tanto, basándonos en dicha definición podríamos decir que el achoramiento aparece frente a la incongruencia entre el valor culturalmente establecido y las restricciones socio económicas que limitan el acceso a estos.
Es decir que cuando nuestro nivel de ingresos, prestigio o capacidad de ascenso social no es acorde con nuestras aspiraciones (inducidas por la educación y reforzadas por la publicidad), empezamos a sentirnos frustrados y si esta frustración persiste, la persona adopta medidas violentas, como las achoradas.
Y siendo las normas un saludo a la bandera y considerando a la persona honrada como un tonto, el achorado emplea una posición pragmática, mercantilizando las relaciones humanas, por lo que el lucro no tiene coste social, humano o ambiental.
* Texto apoyado en el libro: “El achoramiento, una interpretación sociológica” de Oscar Medina
Bibliografía complementaria:
- La pobreza, el desarrollo y, la globalización (y una solución final) - Manuel Jesús Granados Aponte.
- Articulo: “La cultura del salvajismo”, suplemento “El dominical”, Trujillo 19/02/06.
- Los estilos de vida en el Perú.- Rolando Arellano Cueva.