martes, junio 27, 2006

Algo sobre la utilidad de la droga (y ciertas dependencias)

Jorge Ayala Salinas

"Nuestro estado natural es la dependencia. Las libertades son siempre el fruto de un duro proceso de liberación."
José Antonio Marina (Crónicas de la ultramodernidad)

Forever is a long time

Sentado en la mesa de un bar un fin de semana, la chica del costado y la más pequeña del grupo, se animó a sacar un cigarrillo que era una mezcla de tabaco y marihuana. Dio la vuelta rápidamente hasta consumirse y ser motivo de una conversación que rodeaba la utilidad de la planta y la libertad de su consumo y legalización. Una de las chicas lanza la siguiente pregunta: ¿Qué lugar del mundo escogerían para vivir? Nadie respondió porque quizá ninguno de nosotros conoce otro país que no sea este (y en ese momento la imaginación y los sueños destacaban su ausencia) y la chica tuvo que imponer su presencia a la del silencio para contestar que Holanda seria lo mejor para ella; podría consumir toda la marihuana que quisiera con absoluta libertad.
Esta respuesta me impresionó y me dejó confuso con respecto al uso y valor de la libertad que esta chica que acababa de conocer parecía comprender. Destacó el uso de la libertad como eje central de su respuesta, su presencia y lugar en el mundo. Escoger Holanda significaba escoger un país donde el consumo de drogas esta legalizado y se expande en cualquier coffee shop o bares de cannabis en cada esquina. ¿Qué hizo ella minutos antes? Probablemente lo mismo que podría estar haciendo a esa misma hora en Holanda (hay diferencias en las que no quiero detenerme cuando de lo que aquí se trata es ocupar la comprensión únicamente en el tema de la libertad; esto no responde a analizar la calidad de la droga y sus variedades), fumarse un cigarrillo de marihuana sentada en un bar bebiendo con un grupo de sujetos que comparten su afición, dependencia y ritual diario de consumo.

A pesar de la “libertad” con la que recorría el troncho los labios de quienes bordeábamos la mesa, el argumento de esta chica y su respuesta hacen suponer que aún gozando de la libertad de su consumo hay otra libertad que no (re)conoce y que aclara aquí su negación. Escogería un país precisamente por lo mismo que hacía en su país en ese momento: consumir los restos de una bondadosa plantita que se ubica con facilidad considerando la presencia y cercanía en la ciudad de los lugares donde se la comercializa y la presencia de uno que otro dealer en cualquier universidad. La discreción de su consumo ya no es la misma y bien podrías encerrarte a fumar en tu habitación o hacerlo en grupo en cualquier parque que encuentres no privatizado.
Es una libertad que trae problemas.

La respuesta mediada por el consumo no es la del goce y placer que podría involucrar en la dinámica de su consumo el contacto y la reunión, sino aquella que permite distraerte y colocarte, situarte inmediatamente en otro lugar o espacio mental. El fumar y el beber se convertían en ese momento en una acción tan espontánea como nuestra generación, dejando “la diversión” en un segundo plano: “hay que chupar y fumar hasta que se acaben los tronchos y la plata, luego ya salimos a bailar”.



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Todos los lugares pueden convertirse, en efecto, en un mismo lugar, en un espacio mental del que no podemos excluirnos. Un espacio que no precisa solo del contacto y la satisfacción de necesidades, por lo general ajenas.

Uno de los factores más importantes en la aparición del consumo de drogas y ciertas dependencias fue producido a raíz de los cambios culturales que tienen en el desarraigo el eje de su discurso. Un desarraigo producido por la migración y las dificultades que aparecen con los cambios estructurales, los nuevos roles sociales, los hogares débiles y descompuestos, movidos en una cultura de masas y dependencias; el narcisismo, la fuga, las nuevas representaciones juveniles (1) y el consumismo actual. Según algunos especialistas como Arnold M. Washton “somos mas vulnerables a las drogodependencias y a todas las adicciones en general, y la susceptibilidad a padecer procesos de dependencia esta aumentando en nuestro ambiente cultural”.

En el diálogo, las dos chicas con las que compartía la mesa (y como en el caso de otros consumidores frecuentes) precisaban sentirse ajenas a la imagen que proyectaban, esclavas de una tristeza que no comprendían y olvidaban con la puesta stone. Reconocían y negaban una libertad paradójica articulada en el relato que cada una reconocía o empezaba a hacerlo y según el cual enfrentaban las circunstancias de la vida. Son chicas que provienen de otra ciudad y están enfrentadas (según su propia confesión) a la soledad del estudiante provinciano tratando de adaptarse realmente dentro de otro contexto de inclusión y exclusión (social y familiar) (2).

Para los jóvenes, las drogas “nos permiten sobreponernos a todo y trastocar los conflictos”. La adicción otorga el poder y la aparente libertad de decidir cuando y donde soy libre y hago lo que quiero, de suponer que puedo manejar cualquier situación pensando que puedo moverme con independencia y sin asedio. Lo tomo cuando quiera y lo dejo cuando quiero. Una falsa libertad que trasciende el (auto) engaño, una libertad abstracta que nos muestra la vulnerabilidad de un sujeto sobreestimulado. Hay una frase del psicólogo George Vallant citada por Marina que nos deja múltiples lecciones: “las toxicomanías nos enseñan humildad”.
La adicción y la droga producen una defensa paradójica tanto en efectos como en argumentos; soy la herida y el puñal (3).

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Leo en el diario un informe último sobre las drogas en la ciudad de Trujillo. Señala que aumentó el consumo y el uso de la marihuana.

Cedro
, en su informe anual indica que la principal causa del incremento del consumo de drogas es la proliferación de los lugares de venta y expendio de las sustancias. El argumento de Cedro es que los consumidores han aumentado debido al aumento en paralelo de la microcomercialización. Hay que negar a Cedro (y aquí viene la tarea), me parece falso y hay que rechazar cualquier argumento que intente justificar un hecho o una situación intentando controlar la sustancia sin ocuparse del sujeto. Es absurdo. Lo demuestran las campañas preocupadas en satanizar el consumo y la droga. Poco han hecho los programas de prevención satanizadores y mucho menos los centros de rehabilitación que carecen de un marco teórico profundo y complejo y se abandonan simplemente a la especulación religiosa y la coacción como forma de redención frente a un problema que nada tiene que ver con Cristo y otras deidades, y son manejados por individuos escasamente preparados y que se otorgan la autoridad que para ellos les ofrece el haber sido consumidores y adictos o haber tenido una experiencia personal que nada tiene o tendría que ver con un hecho generalizado, estrictamente individual y personalizado biográficamente. Hay que ocuparnos una vez más del sujeto teniendo en cuenta que ha sido un cambio cultural lo que ha provocado el incremento de las dependencias. Propongamos y apostemos por un nuevo cambio cultural que involucre al sistema abordado en toda su complejidad.

Un contraste es la experiencia holandesa que registra que no se ha producido un incremento de la drogodependencia con la legalidad y facilidad de su consumo en comparación con los lugares en los que el consumo es ilegal, como es el caso de nuestro país y América Latina. Las políticas de control de la oferta y el consumo son ineficaces y no conducen al cambio.

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La droga sustrae. Los bajos niveles de tolerancia a la frustración con los que somos educados forman un individuo sujeto a la recompensa rápida y a todo lo inmediato. La impulsividad aumenta y deviene en situaciones involucradas con la conducta delictiva, antisocial, violenta y hasta criminal. Para el sujeto atrapado en su adicción, la libertad representa el valor supremo, el valor más altamente calificado por los consumidores y adictos. El argumento básico es el de una libertad asociada a la toma de decisiones y a la espontaneidad cuando es la misma adicción la que quiebra con esta y cualquier libertad.
Hay una frase acuñada por Julián Marías que remata y resuelve el problema argumentando que “la drogadicción es una enfermedad biográfica”. La dependencia química no es tan dura de combatir y una vez vencida aparece precisamente el peso biográfico de la historia como móvil y marco de representación de la enfermedad. La droga es puro sustrato biográfico. Toda adicción tiene que ver con la influencia del pasado sobre el presente.
El drogodependiente se recupera de la adicción reconstruyendo su historia de vida, aprehendiéndola y ajustándose creativamente a las situaciones de riesgo y tolerancia.

El ritual y la repetición juegan un papel importante. El pasado es individual y la repetición está impulsada por la ansiedad. En grupo, el sentimiento se hace colectivo y se comparten las creencias. La subjetividad (inter)dependiente se forma en las relaciones y conexiones establecidas por el consumo y los rituales que establece. El uso de un lenguaje común y la construcción de significados y supuestos alrededor de la droga posibilitan una coartada perfecta ante cualquier ataque. Ante la menor sospecha de una enfermedad.

Antonhy Giddens observa la adicción como una autonomía congelada. La elección que debiera estar impulsada por la autonomía, es trastocada por la ansiedad. El adicto es un siervo del pasado.
Y siguiendo la línea ultramoderna, el verdadero cambio cultural consiste en importar como supremo y autentico valor la autonomía, de la que ya nos ocuparemos, mas allá de la libertad que se impone.


(1) Impuestas por la moda, la publicidad, la cultura de masas, etc.
(2) Son muchachas que como la mayoría de estudiantes provincianos viven en un cuarto de pensión y conforman el grupo de los cajamarquinos, los tumbesinos, las charapas o los talareños.
(3) Un ejemplo en el cine es The Adicttion, a partir de la metáfora de los vampiros. Un excelente film de uno de los últimos genios y realizadores verdaderamente independientes de los Estados Unidos y toda una generación: Abel Ferrara.

jueves, junio 08, 2006

Conversando con el espejo: algo sobre el ser-voluntad

José Manuel Valderrama


Antes de embarcarnos en la lectura y de seguro crítica del presente texto, es preciso determinar el marco de referencia en el cual fue escrito.
El texto consta de dos partes: una basada en paradigmas científicos, es decir desde sistemas de pensamiento producto del método científico. Cada paradigma se basa en la evidencia y estudio de determinados tipos de fenómenos, sean estos ordinarios o extraordinarios (hay que recordar que son estos últimos los propulsores del avance científico).
La segunda parte consta de inquietudes, hipótesis y pensamientos personales, cargados con el ímpetu de la juventud y la certeza de una búsqueda-formación de la comprensión del espíritu humano.

Me adhiero con convencimiento y contrastación con la realidad sobre el cambio de paradigmas explicados por la teoría de Thomas Kuhn, de “salto” revolucionario por conversión de los científicos, especialmente jóvenes, en un momento crucial de la discusión de 2 paradigmas, en contraposición del modelo de Popper de paso de teorías a través de procedimientos lógicos de falsaciones por conjeturas y refutaciones, entendiendo que la mente humana es más caprichosa, compleja y controlable de lo que se cree por estar sujeta a la conveniencia, emocionalidad, rigidez y esclava a metaestructuras cognitivas, como se evidencia claramente en el trabajo terapéutico.

Por último, tomo en cuenta pero no coincido con los planteamientos del constructivismo radical y el constructivismo relacional, de considerar, como Wittgenstein, al sí mismo, el self, como una construcción lingüística basada en el intercambio de información con el otro.
Sobre el constructivismo, una moda de pensamiento imperante en nuestro tiempo, hay que tener cuidado de caer en extremos de considerar que “mi opinión es tan válida como la tuya” sobre cualquier fenómeno o suceso, pregonando que eso es respeto cuando se respeta a la persona (integridad-identidad) y no las opiniones de estas como argumenta el filósofo español José Antonio Marina, pues las opiniones se discuten desde todos los ángulos tomando en cuenta la complejidad del asunto para obtener una verdad no por consenso público, sino basados en ciertos parámetros y principios básicos (por ejemplo: sensibilidad, cosas tangibles, almacenamiento de energía, normas de convivencia de una sociedad, patrones de conducta, manifestación instintiva, existencia de la información como algo diferente a la materia-energía).

PRIMERA PARTE. Reflexiones sobre un olvidado: la voluntad

Este término es quizá uno de los menos estudiados desde una perspectiva científica aunque tradicional y experencialmente se reconozca como la fuerza interior que decide y mantiene esa decisión a pesar de las adversidades, es decir, elige (facultad del ser) entre las posibilidades de existencia que nos brinda la naturaleza. Si es así, tendriamos que aceptar una supra estructura interna, diferente a la información que elegí. Así, encontramos vestigios de la voluntad en:

a) La materia: resaltarse el papel del “observador” en la elección de posibilidades cuánticas y recordando como “el pensamiento” de este observador modifican las direcciones de las “partículas elementales”.
b) Energía: como se evidencia en las documentadas curaciones pránicas, el llamado mal de ojo o la experiencia natural de la buena vibra de un ambiente o una persona, todas bajo el influjo de la voluntad de un ser.
c) La información: pues la conciencia y el manejo de los campos mórficos de Rudolf Sheldrake, en el trabajo de Constelaciones Familiares, donde se revive y actualiza a través de seres humanos la experiencia (información) de otros seres humanos, para ser sentido en el presente por el ser total, el observador.

Y con la palabra conciencia llegamos a un punto culminante de la evolución de la Naturaleza en lo humano. Y con ella poder dar caza a la Voluntad como fenómeno psicológico no estudiado, al saber que uno elige mejor al ser más consciente de una situación y así emplear mejor nuestra voluntad. Aquí sobreviene el paradigma, me absorve la duda porque como veréis este escrito trata de reivindicar al ser y trataremos de atraparlo por el lado “consciente” y surgen 3 cualidades:

a) La conciencia, desde el punto de vista determinista o la biológica, indica que la conciencia es un fenómeno mental emergente de una estructura biológica, es decir, un salto cualitativo en la evolución y en la cual el ser nace de una estructura cerebral. Así diversas sustancias químicas modifican los estados de conciencia como los traumatismos encéfalo craneanos. Así como manifiesta Maturana, nosotros biológicamente estaríamos imposibilitados de conocer algo fuera de uno y sería un mito aquello de las expansiones de conciencia.

b) Podría tener otra explicación este fenómeno y surge de las lecturas de un jesuita genial, Theilar de Chardin. Para el, la conciencia es un algo inherente a la materia, aun la inorgánica, pero que evoluciona y da saltos cuantitativos y cualitativos en la evolución de la pre-vida a la vida y de esta al hombre, pudiéndose explicar esto con una teoría moderna: la de estructuras disipativas; entonces ya no nos es tan desconocido. Pero aun hay más. Afirma como esta, la cara interna de la vida, organiza la materia y también la evolución, cuyo proceso se sigue, cual hilo de Ariadna, a través de los sistemas nerviosos, el soporte físico de la conciencia. Además valida las experiencias de expansión de la conciencia y conexión con el cosmos al formar un ser humano parte de un gran todo de conciencias humanas, ese punto Omega de su teoría.

c) Hasta aquí no hay dudas de lo dicho y todo es muy verosímil y hasta lógica la síntesis, aunque como veremos Chesterton tenía razón al afirmar que “la verdadera dificultad de nuestro mundo no es que sea un mundo irracional, ni tampoco que sea racional. El género más común de perturbación es que es casi racional, pero no por completo…”. ¿Qué pasa con la conciencia de un individuo en casos de posesión?... el fenómeno existe, hay evidencia, no como una identidad que tiene acceso a una información, sino como una identidad que posee el cuerpo de otra identidad… de donde proviene la evidencia, pues de Jacob Grinberg-Zylderbaum, un científico mexicano secuestrado en 1996, específicamente psicobiólogo, que explica el fenómeno descrito en su teoría sintérgica en la cual el cerebro como estructura biológica es a la manera de una antena parabólica de la mismidad-identidad con su conciencia. De esto se deduce que la identidad puede habitar en otro espacio-tiempo diferente del propio tiempo… que viva lo New Age… no tan pronto… es una teoría sobre un fenómeno no explicado que se debe investigar.

PARTE SEGUNDA. Conocer la realidad

La conciencia humana da forma al mundo (externo o interno) en el acto complejo de conocer. A través de el configura los fenómenos de la existencia y la toma de decisiones y su importancia radica en que tan exacto pueda ser a determinado fenómeno en determinado contexto para a través de las decisiones tomadas, modificar lo real para nosotros, exactamente la percepción y accionar de nuestro existir.
La realidad, arbitrariamente, la podemos definir desde 3 posturas:

a) No existe fuera del hombre, solo existe una materia (realidad de primer orden) de la cual somos conscientes por sus propiedades físicas (ondas, energía y fuerzas) pero que la REALIDAD (de segundo orden) es un juego del lenguajear en el intercambio con el otro, es decir, producto cultural. Recordemos que no niega las leyes naturales ni otras clases de leyes limitando estas a su campo de acción y contexto. Así, la realidad es personal, compleja, social.

b) Realidad en sí, algo que llamemos real, objetivo, si existe. Pero el hombre es incapaz de llegar a ella por no poder comprender que esta es holística y embarca a todo el universo, sus partes interrelacionadas y ordenadas por leyes con excepciones. El hombre se encuentra limitado histórica y evolutivamente a comprenderla.

c) Realidad objetiva, fuera del yo, si existe y hay formas de comprenderla: puede ser por gracia, posesión del espíritu santo (catolicismo) o supresión del pensamiento, el gran destructor de lo real (budismo), admitiendo de por sí un camino y guía para el hombre por la fe o la moral, con base firme ambas en el AMOR, ese gran conocido y desconocido del que tendremos tiempo de escribir.

CONCLUSIÓN:
El ser humano es más complejo, misterioso, profundo e inaccesible de lo que se piensa. Hay fenómenos inexplicables y teorías simplistas del hombre, del humano, de la cual debemos escapar… en pocas palabras, investiguemos y sobreexperienciemos con el otro para formar un buen concepto del hombre, un concepto en lo maravilloso, conmovedor.

Referencias bibliográficas:

_ Khun, Thomas. Estructura de las revoluciones científicas.
_ Maturana, Humberto. El sentido de lo humano.
_ Ferguson, Marilyn. La era de acuario.
_ Watzlawick, Paul y Nardone, Giorgio. Terapia Breve Estratégica.
_ De Chardin, Theilard. El fenómeno humano.
_ Grinberg-Zylberbaum, Jacob. Curaciones Chamánicas.
_ Bohm, David. Causalidad y Azar en la física moderna.
_ Gardner, Martin. Izquierda y Derecha en el cosmos.
_ Almendro, Manuel. Psicología del caos.
_ Hellinger, Bert. Lograr el amor en la pareja.
_ Frankl, Viktor. La presencia ignorada de Dios.
_ Pauwels, Louis y Bergier, Jacques. El retorno de los brujos.
_ Botella, Luis. Constructivismo relacional: Principios básicos e implicaciones para la Psicoterapia.
_ Blavastky, Helena. La voz del silencio.
_ Suzuki, D.T. y Fromm Erich. Budismo Zen y psicoanálisis.
_ Davies, Paul. Dios y la nueva física.
_ Hudson, William y Weiner Davis, Michele. En busca de soluciones. Un nuevo enfoque en psicoterapia.