miércoles, mayo 17, 2006

Introducción a la logoterapia

Yacila Deza Araujo

La logoterapia nació como una forma de humanizar a la psicoterapia. Su creador, el neuropsiquiatra austriaco Victor Frankl, pasó tres años de su vida en los campos de concentración viviendo la desesperación y enfrentándose continuamente a la muerte y destrucción. Dicha experiencia le sirvió para adquirir el sentido de su vida, a pesar de haber perdido a su esposa, familiares y amigos.

Gran parte de la obra de Victor Frankl predijo la actual crisis que se vive en una sociedad que satisface y gratifica cualquier necesidad excepto la necesidad de sentido en la vida. Actualmente es común encontrar a personas que enfrentan la violencia, asumen riesgos o caen en drogas y optan por el suicidio, todo por no encontrar sentido a sus vidas. Incluso, existen personas sin carencias materiales que se ven envueltas en suicidios lentos o rápidos porque no han encontrado algo o alguien que les otorgue sentido a su existencia.

La logoterapia se opone a las corrientes reduccionistas y deterministas; el ser humano es más que un ente reducido a la acción de impulsos inconscientes o reflejos condicionados e incondicionados. El ser humano no está determinado por la lucha entre ello – yo – superyo, ni por la influencia del ambiente en su conducta. El ser humano es un ser complejo que busca sentido a su vida y dicho sentido lo encuentra en su capacidad de autotrascendencia; de la misma forma que un ojo sano es incapaz de mirarse a sí mismo (a no ser que se mire en un espejo), el ser humano encuentra el sentido de SU VIDA en algo o alguien externo a él: es autotrascendente.

La logoterapia se sitúa entre las corrientes religiosas y existenciales. La religión considera a “la Eternidad” como el fin, cayendo en el quietismo, donde todo “ES” y nada puede cambiarse, lo que conduce a una visión fatalista donde todo ya está hecho. El existencialismo, al situarnos en el presente, asume que todo es inestable y cambiante, llevándonos al pesimismo de lo inesperado. La logoterapia, además de conciliar al futuro con el presente, valora el pasado como la auténtica realidad personal, donde todo está conservado ahí y para siempre. Es el tesoro que la persona valora por lo que vivió, sea bueno o malo, y que permanecerá.

Algunas técnicas que utilizó Victor Frankl en su terapia, fueron la intención paradójica y la desrreflexión, ambas ahora sistematizadas en las corrientes sistémicas y estratégicas. Sin embargo Frankl las utilizó para evitar la “neurosis noógena” (existencial), en donde la persona es incapaz de mirar fuera de sí o por el contrario, convierte a algo o alguien en total objeto de atención e intención, causando su alejamiento. De esta manera, quien más intente controlar su ansiedad, cae más rápido en ataques de pánico y quien más intente probar su potencia sexual, más impotente será.

La logoterapia nos invita a asumir la responsabilidad de nuestra vida; una responsabilidad sana y respetuosa que toma en cuenta la compleja dimensión del ser humano. De este modo, la psicoterapia, sea de la orientación que sea, buscará también ayudar a la persona a encontrar el sentido de su vida por ser una necesidad en el mundo actual, inherente a la humanidad.

viernes, mayo 12, 2006

Introducción a la Terapia Narrativa

Charo Gamarra Lavado

“Creemos que la gente suele otorgar significado a sus vidas proyectando su experiencia en el marco de relatos, y que estos relatos influyen en su vida y sus relaciones”.


La narrativa es el acto de relatar secuencias escogidas de vida y en este sentido, todas las terapias son narrativas pues todo lo que uno hace como terapeuta y como paciente se entiende en términos de historias contadas y vueltas a contar. Se dice que la narración facilita la construcción de la experiencia incluyendo pensamientos, emociones, acciones, intenciones y motivaciones (Villegas Besora, 1995). Es así como se explica que la persona pueda reconstruir su relato de vida por medio de la reconstrucción de sus propias experiencias.

La persona generalmente llega a consulta con un relato saturado del problema (descripción pobre) y lo que se fomenta en terapia es buscar una descripción mas rica por medio de la exploración de aquellos relatos atípicos que no concuerdan con el relato dominante.

La terapia se fundamenta en la perspectiva posmoderna y postestructuralista, que nos dice que las personas deben enriquecerse y conocer mejor su historia de vida; asume que todo conocimiento es provisional. La ciencia es solo una forma de conocimiento, existe también el conocimiento que parte de la propia experiencia personal que surge y se conforma en la interacción con los otros y que tiene gran significancia para cada persona (conocimiento local). Estas formas de conocimiento no se oponen sino que se complementan para formar una imagen mas completa de la realidad. Por esto la necesidad de ser flexibles y cuestionar nuestro pasado, las normas y los valores que muchas veces están social y culturalmente afectadas y vinculadas al poder político que solo privilegia a cierta élite y desgracia al ser humano haciéndolo su esclavo y generándole sufrimiento, no permitiendo ensayar soluciones mas allá de sus teorías y verdades absolutas que pretenden imponer.

Se debe tener en cuenta lo que hay que hacer para ayudar a la personas a describir su problema y favorecer un relato mas completo. Para ello el terapeuta respeta, cree en las historias y esta atento a aspectos significativos para la persona que contradigan estos relatos dominantes.

El uso del lenguaje externalizante es el primer paso para liberar al hombre de esa clasificación hecha por expertos, pues crea distancias entre las personas y el problema: “Tú no eres el problema, el problema es el problema”, abre nuevas posibilidades de abordaje, reduce conflictos inútiles y favorece la colaboración. Para esto se deberán tener en cuenta:

Los discursos internalizantes: que atribuyen el problema a nuestra identidad, los cuales deberá ser criticados y explorados por medio de preguntas para brindar formas diferentes de conceptuar el problema basándonos más en el conocimiento local, teniendo presente que es la persona la que elige las otras alternativas.
Las preguntas en terapia narrativa son creativas y se utilizan como herramientas para la deconstrucción, mantenido una posición personal y libre de influencias. Son respetuosas, naturales, surgen durante el dialogo y demuestran interés. Sirven para la exploración crítica y cuidadosa de los supuestos culturales, sociales y políticos (“verdades”). Las confronta y descarta si fuese beneficioso. Así mismo favorecen la formación de subargumentos a través de las preguntas sobre los desenlaces inesperados.
Los “Desenlaces Inesperados” no forman parte de un relato ajeno a la persona como erróneamente lo plantean otros autores, sino que forman parte de la historia de la personas, siendo ella misma quien los desenreda paralelamente con su relato global, formando un relato alternativo, más enriquecido que complementa su primer relato (no lo niega) y permite adoptar nuevas formas de actuar, sentir y pensar ante sus problemas. Se usan sólo para cuestionar el relato dominante a favor de la persona sin ignorar o minimizar el problema. No sugieren fortalezas y no se imponen, invitan a tomar una nueva postura en donde descubres cosas fortalecedoras y significativas que limitan el problema. Y para ello deben ser descubiertos y reconocidos por las personas, de lo contrario no dejan de ser hipótesis (indicios).
El narrar y re - narrar es el proceso de contar y escuchar respuestas sobre el subargumento de vida, cuya finalidad es la confirmación de este subargumento, el cual adquiere influencia sobre la vida e identidad de la persona. Cuando la persona reconstruye su vida en terapia narrativa, termina llevando a cabo su nuevo relato: ¡Vive, no sólo habla de forma distinta!
Su sucesión hará que el relato se convierta en una narrativa múltiple, multiargumental que puede seguir enriqueciéndose fuera de la consulta y cuando haya terminado la terapia. Para ello se usarán testigos externos y también se puede invitar a gente importante de la comunidad, significativa para las personas, quienes previa explicación se moverán en un clima de respeto e interés que ayudará a la persona.

Se usan también grabaciones y documentos terapéuticos, que son textos y/o elementos visuales, escritos por el terapeuta o la persona que viene a terapia con la finalidad de recordar y fortalecer los descubrimientos, progresos y nuevas formas de pensar.
El remembrar, suele ser una metáfora de unión interpersonal para obtener apoyo, consuelo o reemplazo fuera de la terapia.
La terapia narrativa tiene el compromiso ético de descentrar al terapeuta y esto se logra mediante el remembrar y la transparencia que evitará una actitud de superioridad inherente culturalmente al terapeuta, y el reconocimiento de la ganancia del trabajo terapéutico.
La terapia termina cuando la persona decide que su relato es suficientemente rico y saludable.

viernes, mayo 05, 2006

Manifiesto contra la Juventud

Un nuevo fantasma recorre el mundo. Sin encontrar obstáculo a su paso agiganta su figura y con sus aterradoras alas oscurece nuestro tiempo y su futuro: es el fantasma de la estupidez. Enorme en su presencia y en el vacío que convoca. Su rostro poliformo se hace lenguas de lo estéril y de su inocuo corazón parte el mensaje letal que corrompe y paraliza: la obligación de ser por siempre jóvenes.

Convertido en ley, el viejo mito arrasa las conciencias y debilita el alma. Concede impunidad por la apariencia. Enaltece la cobardía y la ignorancia. Niega el cuerpo, la belleza. Prohíbe la muerte. Contra la naturaleza, promueve el sentimiento de culpa por vivir, ese pecado que es saber. Este engaño ha penetrado ya hasta las mismas raíces del cuerpo social y ha llevado a este estado final de estupidez extrema en el que nos vemos obligados a subsistir. Por ello invocamos al viejo y olvidado espíritu de resistencia.

1. Contra el síndrome juvenilista que infecta a la sociedad occidental y prestigia al sector más inútil, ignorante, vacío y conservador de sí misma: los jóvenes.

2. Contra los jóvenes en general de nuestro tiempo, por su actitud llorona y cobarde. Su falta de imaginación y generosidad. Su pasividad en las propuestas del futuro. Su ovejuna conversión en masas consumistas disciplinadas y acríticas.

3. Contra los estudiantes. Ceporros hibernados en las cárceles de las aulas, que aceptan todas las vejaciones del sistema con el único objetivo de ganar algún dinero del día de mañana.

4. Contra los dóciles lameculos que creen que su juventud es un estado de gracia que les concede el don de la impunidad.

5. Contra los artistas jóvenes. Metástasis funesta; copiones, descerebrados. Satisfechos en sus ridículas aportaciones. Que todavía confían que el arte sea un mercado.

6. Contra la música juvenil. Contra la industria, los músicos, los grupos de tarados. Se les acaba el bacilón: hasta los niños se están aburriendo de vosotros.

7. Contra las discotecas. Catedrales histéricas donde el alma se disuelve en blando infierno. Bebedores de refrescos, manchita de impotentes.

8. Contra la moda juvenil y su obsesión por las marcas. Jerarquía espúrea, clasismo de calcetín que es escuela de racismo, ligereza de opiniones y desprecio por el otro.

9. Contra los jóvenes desempleados. Auténticas marmotas en posición sadomizable. Sacos repletos de autoestima, que no se inventan nada ni se van de casa, ni emigran, ni siquiera se disuelven en el aire. Sólo dejan de llorar mientras están bebiendo.

10. Contra la industria completa del juvenilismo con sus pontingues falsarios, sus modelos desfasados, su mensaje enfermo y mentiroso.

11. Contra los que se obsesionan con el cuidado del cuerpo. Los que pedaleando al infinito en un palmo del terreno disminuyen su grasa y su cerebro. Condenados al fin, acomplejadas bestias, a trotar y trotar hacia la muerte.

12. Contra los que se cambian de cara; los rejuvenecidos. No nos engañan: sabemos que son realmente jóvenes, a pesar de la máscara.

13. Contra la estupidez general, que emerge, fluye, vuela y amenaza con ahogar con lo que de humano queda en esta nueva arquitectura de la nada.

(Publicado en El Europeo en febrero de 1992)